Guerreros Amantes

Guerreros Amantes

jueves, 6 de mayo de 2010

Yo Soy El Guerrero




Cuando me veas, yo, muy seguramente, no estaré vestido formalmente. Estaré encerrado en mi acero. Estará sucio, con sangre y abollado. No tengo una lengua rápida ni un elocuente discurso. No sé nada de las costumbres de la corte del rey, o la etiqueta formal de las grandes reuniones.

Yo soy conocido por muchos nombres. Tanque,Escudero, Luchador,Combatiente, Cadáver.

Yo soy el guerrero.

No tengo la capacidad, ni la inclinación, para ocultarme en las sombras. No puedo atacar desde el sigilo con golpes devastadores, para a continuación, desaparecer en la oscuridad. No puedo incinerar a un enemigo a veinte pasos de distancia. No puedo brindar la muerte desde lejos, salvo de los contraataques de mi enemigo. Con el fin de matar, tengo que acercarme al enemigo. Ver sus ojos. Oler el aliento. Saboreo su miedo. Y él saborea el mio.

No puedo doblar la Naturaleza bajo mis deseos. No puedo controlar el Abismo y obligarlo a cumplir mi voluntad. No puedo estudiar lo arcano y dominarlo bajo mi control. Yo no controlo nada salvo mi mente, mi cuerpo y mi voluntad. Es por ellos, y sólo ellos, que aguanto o caigo.

No tengo amigos en mi viaje. Ni caminantes del vacío, llamados del averno como sirvientes y guardaespaldas. Ni bestias leales de las llanuras o los bosques, para defenderme y reconfortarme en mi dolor. Mi único compañero es mi arma. Tengo que cuidar de ella mejor que cualquier cazador ha cuidado de su mascota. Tengo que dominarla más y mejor de lo que cualquier brujo haya dominado su demonio. Sin mí, es inútil. Sin ella, no soy nada.

No puedo sanarme. No puedo escudarme en la luz. No puedo llamar a los dioses y ver mis plegarias contestadas. Llamo a los espíritus de mis ancestros en el fragor de la batalla, y ellos están en silencio. La única protección que tengo es ofrecerme a mí mismo, mi sangre, mis huesos y mis nervios de acero, como sacrificio. Para parar los ataques de mis enemigos. Para aguantar los golpes que matarían a un ser menor, y seguir luchando.

No puedo matar con la velocidad y la gracia del pícaro, la rapidez y la conmoción de los cazadores, o la extravagancia y el poder del mago. Cuando me matan, es un negocio lento. Lenta y sangrienta para todos los interesados, incluido yo mismo. Yo lucho, a puñetazos y golpes de manera que mis compañeros puedan recibir la gloria de la matanza y las guirnaldas de la victoria. Si yo muero y ellos todavía viven, es un sacrificio previsto.

Soy de cualquier raza y tamaño. Lucho bajo mil banderas, en un millón de campos de batalla. Soy despedido por la alta alcurnia, despreciado por los nobles, reprendido por el clero, y olvidado por los campesinos. Hasta el momento en que el sonido de trompetas de batalla, y los que nos destruyen se acercan. Y entonces puede escucharse el lamento ... "¿Dónde, oh dónde, está el guerrero?

Rezad a vuestros dioses para que yo siga respondiendo a esa llamada.

Pocos contestan la llamada. Menos aún sobreviven. Es un largo y duro viaje, pero este es el camino del guerrero. A lo largo de el se encuentran el dolor, el miedo y la muerte. Escasas recompensas y aún más escasa gratitud. Al final, para la mayoría, una tumba anónima en algún campo de batalla mecido por el viento. Eso si tienen suerte ...

Y sin embargo, sigo luchando. Ni siquiera sé por qué. Tal vez por la gloria, tal vez por la fama, tal vez por dinero, tal vez por mi país, quizás por mi familia. Quizás es simplemente todo lo que sé hacer. Pero seguiré luchando. Te guste o no. Tanto si te percatas de ello o no. Estaré ahí afuera, en el fragor de la batalla. Luchando. Matando. Muriendo.

Yo soy el guerrero.

La muerte es mi negocio.

Sea la tuya ... o la mía.



Como el cobre que se cambia en todo Azeroth, así es nuestra sangre en el campo de batalla, con la sola promesa de soportar un poco más en las interminables batallas, buscaré un fin rápido para mi, a pesar de la fortaleza que me guía, es la rabia de la batalla el combustibles que me mueve.

Sabiendo que me muevo por la mañana y me voy por la noche, me siento honrado cada día, por cada amanecer y el atardecer.

Únicamente es el miedo lo que temo, con la sangre de mis ancestros que piso bajo mis pasos. Busco lo peor que Azeroth tiene que ofrecer, sabiendo que mi arma será recordada únicamente por la sangre de quién lleva, ofrece un legado a aquellos que siguen nuestro camino.

Si nos encontráramos en un campo de batalla, querría que me abatieran rápidamente, pues es la sangre de la batalla la que me hace más fuerte, y los gritos de los guerreros caídos lo que me enfurece, fuera garantizada una muerte rápida, has perdonado tu vida y hecho a aquellos que vienen tras de mí más fuertes.

Como los incendios que se extienden y la rabia en las batallas por todo Azeroth, me encontrarás, no muerto, sino vivo y lleno de furia, como un torbellino segaré los campos de batalla y los teñiré de rojo, porque es todo lo que sé hacer, y debería pensar que algún día no habrá más guerras, porque algún día el caos deberá ser sometido por aquellos suficientemente valientes para sentir el peligro, y acudir a la llamada.

Mi armadura no es brillante ni está pulida y mis armas no están limpias, debo arrollidarme ante reyes y nobles, porque no es no interés mezclarme en los asuntos políticos de tales relaciones o hablar con grandilocuencia. Mi honor, mi valor me sirven bien y son enarbolados ante mis compañeros para proteger a aquellos pueden entender su grandeza.

Soy muy raramente afortunado si logro escapar de mis enemigos, y ello me ha hecho maestro de armas y las levanto en desafío.

Si tengo que ver a la muerte y saber que viene a por mí, la interceptaré, la desmoralizaré y la desafiaré antes de irme, voy a destrozar sus tendones y frenar su avance a través de mi facción, y si el tiempo lo permite debo desarmar a la muerte de modo que pueda superarla.

En caso de nuestras armas se crucen, y nuestras voluntades choquen, que gane el mejor guerrero. /Saludo



Nota: Espero os haya gustado esta pequeña reflexion, debo decir que la primera vez que lo lei me sobrecogio y es por que de alguna manera me identifico con aquel texto que osadamente me atrevo a colgarlo en este su blog...Debo aclara que el merito de escribir el texto no es mio....Lo encontre en un foro al que acostumbro ir....Para investigar sobre temas que tal ves no muchos de los lectores compartan... Aun asi gracias por leerlo, por apreciarlo y por aplicarlo....Edwin Evanán Casavilca

"No Existen Cosas Imposibles...Solo Existen Personas Incapases"

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